Seis jóvenes parados, 43 hectáreas de huertas moriscas, una red de charcas y de acequias de pizarra de origen medieval, el pueblo con más parados de Cáceres, un ayuntamiento con ideas y un proyecto de agricultura ecológica. Agítense los ingredientes y tendrá usted una historia emocionante: la de las huertas de Arroyo de la Luz. En este pueblo extremeño hay 1.200 parados. Para buscar soluciones, el Ayuntamiento de Arroyo organizó ocho talleres de empelo. En el de agricultura ecológica se apuntaron 33 alumnos de entre 20 y 60 años. Juan Antonio Lucas es su profesor y esta es su ficha: Ingeniero forestal, hijo de encofrador en paro, 29 años proyecto de investigación realizado en Costa Rica y conferenciante en un máster de la Universidad Autónoma de Madrid sobre recuperación de huertas y conservación de patrimonio. Además, parado. Fernando Díaz es uno de los alumnos. Sus datos: vive con sus padres jubilados, 33 años, licenciado en Geografía, ha trabajado como técnico e turismo y está en paro. Arroyo de la Luz pertenece junto con Carcaboso, Navas del Madroño, Logrosán y Miajadas a la Red Terrae, formada por 18 pueblos españoles y especializada en formar a formadores. En Red Terrae han enseñado a Juan Antonio cómo dinamizar un pueblo agroecológicamente. El proceso: en febrero de 2013 comenzó el curso de agricultura ecológica. Fase 0: clases teóricas y los 33 alumnos tenían 50 metros cuadrados de tierra para cultivar. Si les gustaba el tema, pasaban a la fase 1: les daban 200 metros cuadrados y aprendían agroecología para productores. El curso acaba este mes de febrero, justo cuando llega la fase 2. A ella han pasado cinco alumnos. Cada uno tiene 1.000 metros cuadrados, deben darse de alta como autónomos o formar una cooperativa integral para vender sus productos. En eso andan. Todo esto no habría sido posible sin el préstamo desinteresado de 4.336 metros cuadrados de huerta por diversos propietarios de Arroyo. Y aquí aparece el elemento romántico, histórico y patrimonial. El que más le gusta a Fernando, el hortelano-geógrafo. En el siglo XVI, los franciscanos construyeron unas charcas en Arroyo para crear un sistema de riego. A través de acequias de pizarra y gracias a la disposición escalonada del terreno, el agua de esas charcas regaba por gravedad 43 hectáreas, que se convirtieron en un vergel de huertas y, con los años, fueron la despensa de Cáceres. Muchos de aquellos hortelanos eran moriscos, auténticos adelantados en horticultura. Tanto que cuando fueron expulsados en 1609, la agricultura española sufrió un parón en su desarrollo técnico del que no se recuperó hasta el siglo XX. Las acequias de Arroyo de la Luz son las mismas que Juan Antonio Lucas, que acabó la especialidad de forestales en Córdoba, veía en Medina Azahara. Sistemas de riego moriscos que se dan en Hornachos, en Sierra de Gata o en las Alpujarras granadinas. Los seis jóvenes hortelanos de Arroyo de la Luz están acabando de reparar estas acequias de pizarra y, en primavera, empezarán a trabajar la tierra a fondo para salir al mercado con su producción ecológica. El paraje de huertas donde laboran es espectacular: en suave descenso, se disponen las 43 hectáreas de terreno labrado y verde. El paro ha provocado que decenas de arroyanos, que tenían sus tierras abandonadas, hayan recuperado sus huertas. Juan Antonio, Fernando, Iñaki, Álvaro, David y Marcela labran sus 4.336 metros cuadrados de huerta con burros, con arado romano y vertedera árabe. Los abonan con el estiércol de algunos de los 800 caballos del pueblo y convierten los desechos de tomateras y coles en compost. «Esto es agricultura ecológica en todo su esplendor», anuncian mientras sueñan con volver a convertir Arroyo de la Luz en la despensa de Cáceres.